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Sal

En la pluma de Alejandra Fuentes

Mis días van pasando, entre la música, escribir y leer despacio para no acercarme  a una palabra que hasta miedo me da pronunciar: final. Leer para perderme en las letras, en los pensamientos de otros, y no en los míos, en otra casa en otras circunstancias.

“Los colores del viento”,  Alejandra Fuentes.

     Un estudio completamente blanco, un piano de cola en el centro, música de Los Beatles y jazz de fondo; un lápiz a punto de terminarse, mil ideas en la mente y una hoja en blanco. Bajo este escenario, surgió la primera novela corta de Alejandra Fuentes.

     Quien nació un 25 de julio de 1986, año en el que México vio coronarse como campeón a Argentina, en el mundial de fútbol. Diego Armando Maradona se convertía en una leyenda; recibiendo el merecido balón de oro.

     Fútbol, incontables tazas de café, flamenco, jazz, pintura, amores inconclusos, libros viejos -que su abuelo encuadernaba en los talleres de la editorial Porrúa-, teatro; e interminables horas caminando en otras partes del mundo, sola, con un mapa en la mano, y una maleta llena de sueños por cumplir.

     En las historias de Alejandra, se entremezclan estas pasiones que la acompañan, no siempre de la mano, por un camino que a veces no es tan luminoso, ni lleno de colores, en el difícil oficio de escribir. No así su novela Los colores del viento, la cual sí está llena de colores, que van desde el blanco, hasta el blanco y negro, pasando por el rojo, el café, el verde y el azul.

     Emma, la protagonista, adolescente que experimenta muchos cambios, entre ellos mudarse de Querétaro a la ciudad de México; transita por los colores anteriormente mencionados, mismos que se van relacionando con diferentes experiencias estéticas.        

  Se adentra en la etapa azul de Picasso, en el misticismo que experimentaron Los Beatles cuando viajaron a India, en la literatura de Carlos Fuentes, en los inicios del cine mudo, en el teatro y en el café.

 

En todas las cafeterías que recorremos, nosotros no nos estamos volviendo locos, o quizás sí, más bien nos estamos enamorando que es mucho peor, porque el amor engendra la locura.

“Los colores del viento”

 

    Alejandra descubrió, a muy corta edad, que crear personajes y escribir historias, iban a ser las actividades, a las que ella se quería dedicar por completo. Así mismo, es docente de literatura, e imparte varios talleres de lectura y redacción para jóvenes.

    No cree en la inspiración, ni en el momento perfecto para escribir; solo en el trabajo continuo y en la disciplina. También en la soledad que necesita para soltar la pluma, y no parar hasta que la palabra que busque toque a su puerta, y ella pueda abrirle para invitarla a formar parte de un poema, o de un personaje.

    Después de Los colores del viento, sigue una antología de poemas, en la que ya está trabajando; luego de experimentar el vacío de un corazón roto, es necesario escribir tanto, hasta que las palabras sanen; o deje de doler tanto la ausencia no anunciada.

 

Te vi venir hacia mí, tan despacio, tan lento.
En silencio te acercaste y te quedaste en mí,
 como si en vez de horas el reloj tuviera olas
que van y vienen sin medir el tiempo,
llenándolo de arena y agua salada.

Con tus labios vestidos de sal,
 me enseñaste que dos lenguas entrelazadas
son el nacimiento de un lenguaje inventado,
entre los pliegues de la humedad,
siempre con los ojos cerrados
y las manos llenas de espuma.
En tus besos encuentro una marea que me revuelve y me agita.

No me alcanzan los labios para detener las olas, para que te quedes.
Tu boca se separa de la mía, llego a la orilla del mar y hace frío.
Las manecillas del reloj empiezan a girar y se sacuden la arena
Me quedo inmóvil, lejos, la espuma se me escurre hasta los pies.

 

Sal

Si te interesa la obra literaria de Alejandra Fuentes, puedes contactarla personalmente vía Facebook como: Alejandra Fuentes Sánchez.

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